sábado, 27 de noviembre de 2010

Tradición Religiosa


Jesús de Nazareno de las raíces de Monte Carmelo.


Cortesía: Diario los Andes
Escrito por Evelinda Cardozo
jueves, 18 de noviembre de 2010
Es maravilloso cuando un pueblo poco a poco se va convirtiendo en sujeto de su propio desarrollo por la esencia de su historia, con viviendas que al transitar del tiempo, fueron dejando un contenido de huellas en cada ser y en el florecer de este noble terruño, de gente que
se caracteriza por el realce de sus virtudes y con las manifestaciones de fe hacia el Creador.
Esta historia comienza por allá en los años 1940, cuando el medio de transporte de los carmelitanos eran los arreos de mulas, propiedad del Sr. Delfín González, Sr. Enrique Correa, Don Cecilio Quintero, Don Víctor Moreno, entre otros, se encargaban de trasladar a los pobladores hasta Mendoza Fría por la vía que conduce al Alto de Tomón.
Desde hace más de 50 años, la devoción a Jesús de Nazareno se une estrechamente a la imagen aparecida, cuando uno de los arrieros consigue tres veces consecutivas la misma piedrecita incrustada en el casco de una mula, con gran asombro la guarda en su bolsillo, al llegar a casa la atesora como reliquia.
Con el tiempo la piedrita llega a manos de la señora Micaela Vieras que con su esposo Antonio Espinoza vivía en una humilde casita en el alto de Las Raíces, el cual se convierte en su custodia hasta el día de su partida a la gloria.
Notó de manera sorprendente como la piedra crecía, se hacía más pesada y se detallaba claramente al Nazareno cargando la cruz, haciéndose más nítida y bella a través de los años. Sólo la bendición del sacerdote hizo que la imagen dejase de crecer.

Para el año 1953 se funda la primera Sociedad organizada de Jesús de Nazareno de las Raíces, presidida por el Sr. Valdemar Jerez, Sr. Jesús Rivas (don Chuy), Sr. Manuel González, Sr. Metodio Albarrán y el Sr. Eustaquio Parra, bajo la supervisión del Padre Ferraro.
Dos años más tarde levantaron la primera capilla que aún existe.

A finales del año 1989, la creencia de los monte carmelitanos, como fe, esperanza y cooperación comienzan a construir la hermosa capilla que hoy acoge al Sagrado Nicho de Jesús de Nazareno.
Así en lo alto del cerro de Las Raíces, para 1991, se levanta el majestuoso santuario, donde el último sábado de agosto de cada año, cientos de personas suben en peregrinación hasta la acogedora montaña que con la calidez de su clima y exuberante belleza da la bienvenida a los devotos que con alegría y entusiasmo reconfortan el espíritu, agradeciéndole a Dios Todopoderoso por los favores concedidos, celebrando la eucaristía y elevando una plegaria al cielo...

sábado, 11 de septiembre de 2010

Economía del Municipio


¿Qué hay en una taza de café?
CORTESÍA DE:

FÉLIX R. CHACÓN | EL UNIVERSAL
sábado 11 de septiembre de 2010 04:25 PM

Quizá por sus orígenes, el café evoca un misterio y romanticismo como pocos productos pueden. Abisinia se lo obsequió al mundo que se encargó de colocarle un nombre que fue cambiando luego de muchas historias y modificaciones. Viajó subrepticiamente a lugares lejanos e insospechados. Fue objeto de obsequio en cortes reales. Lo han perseguido muchas intrigas. A su alrededor florecieron y quebraron economías. Todos los países en la faja ecuatorial lo cultivan.

Nuestro país, aun habiendo la caficultura pasado a un plano de menor importancia en lo económico, sigue siendo un país cafetalero, y no porque siembra, procesa y consume, más bien porque el café es uno de esos productos y tradiciones tercas de los pueblos que lo trabajan. Arraigo pareciera ser la clave. Las tierras cafetaleras no las cultiva cualquiera porque producir café es cosa seria. Es necesaria la tradición y el arraigo cafetaleros. Definitivamente es uno de esos cultivos "Rey" del mundo agrícola. No en vano es una de las bebidas más populares y consumidas en el mundo. Hasta en China se produce y toma café.

La taza de café es poseedora de los más increíbles secretos, muy poca gente sabe lo que hay detrás de ella.

Se desarrollan semillas con diferentes propósitos, unas para mayor productividad, otras para resistir plagas, algunas para producir a cielo abierto, semillas que producen árboles de corte bajo para ayudar a la recolección, otras con múltiples propósitos.

Un cafetal en flor es un espectáculo, pero sólo después de sortear los más duros obstáculos. El acto de recolección un arte efectuado de forma manual y selectiva. El secado en patios un despliegue de habilidades. Todos arduos, trabajosos, acreedores de técnicas y secretos pasados de familia en familia por siglos. Eso es, es una actividad de familias. ¿Es que existe algo más arraigado y grande que la familia?

Recolectar, fermentar y lavar, despulpar, desmucilaginar, secar, trillar, limpiar y separar, clasificar, almacenar, mezclar, seleccionar electrónicamente, pesar, ensacar, transportar. Esto sólo antes de ir a las plantas torrefactoras, en las cuales el café es recibido y evaluado, tostado, enfriado, despedregado, ensilado, mezclado, molido, desgasificado, empaquetado, pesado, agrupado, enfardado, paletizado, y transportado. El café también es sometido a diversas pruebas de laboratorio, se evalúa humedad, sabor, color y granulometría. El café, tal cual vino francés también es catado por profesionales.

Todo sin mencionar la infraestructura local e internacional necesarias para comercializar, almacenar, transportar, distribuir, transar el café.

¿Qué hay en una taza de café? Mucho trabajo y conocimiento ancestral. Mucha inversión. Muchos procesos. Mucha tecnología. Mucho sufrimiento. Muchas crisis. Pero por sobre todo, mucha familia.

Según la OIC, la producción de café en Venezuela se redujo en 41.3% en 9 años, de 1,45 millones de sacos en el 2000, a 850.000 en 2009.

En una taza de café también hay verdades.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Problematica Nacional




Cultivo tradicional en Municipio